¿Nos puede profundizar un poco en su trayectoria profesional?

Soy licenciada en Economía y también tengo formación humanista. Al tiempo de terminar mi carrera, me incorporé al grupo Sorigué, donde he tenido la oportunidad de desempeñarme en diferentes departamentos, lo que me ha permitido conocer de primera mano los procesos clave de la empresa y la importancia de las personas que los llevan a cabo. Este background ha sido de mucha ayuda a la hora de asumir la presidencia de Sorigué, en el año 2010.

Por otro lado, siempre he tenido mucha proximidad al mundo del arte, del que siempre me ha atraído su carácter creativo y transformador. He tenido la satisfacción de liderar el crecimiento de la colección de arte contemporáneo de la Fundació Sorigué, una de las más reconocidas en España, que cuenta en la actualidad con más de 450 obras de artistas de relevancia internacional.

Así, lo que en principio parecen dos áreas tan diferentes y contrapuestas, resulta que han sido en mi caso dos vectores cuya convergencia no solo ha sido inevitable, sino que deseable, pues creo que el pensamiento creativo tiene mucho que aportar a la generación de conocimiento y a los procesos empresariales. Esto es algo especialmente importante en el momento actual, tan necesitado de nuevas propuestas de cara a los retos de futuro. 

A raíz de esta visión, desde el momento que el Consejo de Administración me encomendó la dirección de la empresa, decidí que era pertinente construir un símbolo de liderazgo que aúne estos dos mundos: el proyecto PLANTA, que para mí es uno de mis proyectos más satisfactorios.

 

Tiene mucha experiencia en saber combinar ciencia, arte y tecnología. ¿Qué le interesa más de este tema?

Creo que estas tres disciplinas son muy cercanas, las une la voluntad intrínsecamente humana de abordar la realidad con espíritu creativo, crítico y constructivo. Desde aproximaciones aparentemente distintas, se comparte esa misma idea de transformar la realidad.

Precisamente por esta razón creo que, de la convergencia de estas tres ramas del conocimiento pueden salir grandes cosas. De hecho, creo que el futuro de la humanidad pasa por hacer crecer estas conexiones y potenciar su cooperación. 

Hay muchas formas de crecer, y la combinación desde una perspectiva empresarial de arte, ciencia y tecnología envía un mensaje para mí irrenunciable, como es un modelo de crecimiento basado en el respeto, la sostenibilidad y la armonía.

 

Desde diciembre de 2016 es la Presidenta de BBConstrumat, ¿cuál ha sido su impresión de esta edición 2019? Para usted, ¿cuál es papel real de este tipo de evento en el contexto actual de la industria?

BBConstrumat es insustituible en su papel de referente del sector, como espacio de interacción de las nuevas tendencias y retos, así como de encuentro de todos los agentes que aportan en nuestro sector, entendido en su sentido más amplio.

En este sentido, desde hace tres ediciones ha renovado su propuesta de valor y ha apostado por poner en el centro los grandes retos del sector, como son, la innovación y la digitalización, la sostenibilidad, la eficiencia energética, la economía circular y los cambios normativos a nivel europeo y español. En esta última edición, hemos tenido una importante muestra de los avances que están llegando al sector, ha habido interesantes foros de debate e intercambio de ideas, y hemos aumentado el número y la calidad de los expositores. Nos han resultado especialmente satisfactorias propuestas como la del propio IAAC, que ha jugado un papel muy relevante en esta edición.

 

En su opinión, frente a los grandes grupos empresariales del sector ¿qué papel puede jugar una estructura como la del IAAC para conseguir influir en un futuro mejor para todos? ¿Cuáles son sus fuerzas y/o debilidades?

El IAAC ha sido un movimiento pionero en el campo de la investigación, formación y aplicación de respuestas realmente avanzadas a la arquitectura, una disciplina que tiene ante sí grandes retos y oportunidades, en ámbitos tan globales y al mismo tiempo tan locales, como los cambios demográficos, climáticos y tecnológicos.

Lo importante es que esta propuesta se ha consolidado y actualmente el IAAC es un referente nacional e internacional, un ejemplo a seguir en la generación y aplicación de nuevas propuestas.

Esta fortaleza nace de la independencia de la entidad, lo que le permite libertad de movimientos, y de su transversalidad, fruto de la búsqueda constante de conexiones y alianzas con todos los agentes del sector. Estos son atributos que no solo se deben mantener, sino que se han de seguir potenciando. 

 

¿Qué le resulta más estimulante de formar parte de organizaciones como la del IAAC?

Aprender. Aprender cómo ha construido el IAAC esta fortaleza de la que hablaba y del espíritu de “vanguardia práctica”, si me permites la expresión, que muestra en sus acciones, porque es contagioso.

Soy consciente de que el IAAC se nutre de muchas personas y organizaciones, con las que, por supuesto también quiero aprender y, en la medida de lo posible, aspiro a aportar nuestros puntos de vista, ideas e inquietudes. Estoy convencida que con este intercambio todos ganamos y también la sociedad a la que, en definitiva, nos debemos.